martes, 30 de abril de 2024

LOS ALEMANES. Sergio del Molino

    En alguna ocasión he comentado mi recelo hacia los premios literarios que no siempre son garantía de calidad. Una excelencia que a menudo es sobrevalorada por la agresividad de la mercadotecnia editorial. Mi desconfianza no es global, pero en todo caso me impongo como norma dejar pasar un tiempo antes de iniciar la lectura de una de esas novedades literarias. Así tengo ocasión de valorar los comentarios de la crítica sobre la obra galardonada y decidir en consecuencia.

    Hecha esta observación, debo decir que a mi edad tengo cierto derecho a romper mi propia regla, por muy razonable que parezca. Eso ocurre ahora, porque la novela que comento está como quien dice “recién salida del horno”. Ha sido publicada hace pocos meses y ya ha recibido el Premio Alfaguara 2024. No voy a contar que me la hizo sugerente. El caso es que comencé su lectura y, por una inesperada casualidad, tuve ocasión de asistir a una charla coloquio en la que el autor vino a promocionar su novela. El resultado fue un creciente interés por la misma.

    Sergio del Molino (1979) es un madrileño, zaragozano de adopción, que se reconoce tan desarraigado y apátrida como muchos de sus personajes. Es escritor y periodista, autor de novelas y ensayos. Con uno de estos últimos, La España vacía (2016), saltó a primer plano de actualidad y consiguió abrir un debate social y político sobre la despoblación y el abandono rural.

    Los alemanes (2024) es lo se conoce como un thriller, un relato de suspense que en esta ocasión tiene atractivos matices históricos, sociológicos e incluso políticos. La narración parte de un hecho real bastante desconocido: “En 1916, en plena Primera Guerra Mundial, llegan a Cádiz dos barcos con más de seiscientos alemanes procedentes de la colonia de Camerún. Se han entregado en la frontera guineana a las autoridades coloniales por ser España país neutral. Se instalarán, entre otros sitios, en Zaragoza y formarán allí una pequeña comunidad que ya no volverá a Alemania”. Este episodio histórico interesó desde su juventud al escritor que investigó a esa colonia alemana y publicó su indagación periodística en el ensayo Soldados en el jardín de la paz (2009).

    En la novela, el episodio histórico es el punto de partida de una ficción que resulta ser el verosímil retrato de una comunidad, bastante prospera y endogámica en sus comienzos, de españoles de nacimiento en sucesivas generaciones, pero aferrados en espíritu a un germanismo que en realidad ya no existe. Ese es el drama íntimo de los personajes. Porque según el autor, esta es una novela de personajes, en ellos está la esencia de la obra, aunque sea la historia reciente de España, de Zaragoza y de Alemania, la que los condiciona y alimenta la trama de suspense, tan rica en matices ésta como en profundidad psicológica aquellos.

    Yo prefiero la calificación de novela coral, de muchos personajes, pero con desigual importancia en el relato. Cada capítulo lo protagoniza uno de ellos, que nos habla en primera persona de sí mismos y de su relación con los demás. Obtenemos así una visión subjetiva y parcial de los hechos. Esa estructura narrativa permite al lector implicarse en la historia, rellenar los huecos de la misma, valorar las contradicciones de los personajes y juzgar sus motivos.

    Entre el coro de voces destacan tres como protagonistas principales, Eva, Fede y Gabi, tres hermanos que son la cuarta generación de la familia Schuster, descendientes del bisabuelo procedente de la colonia africana y fundador en Zaragoza de una fábrica de salchichas, muy próspera en sus comienzos y decadente en la actualidad. Los tres hermanos pertenecen a una familia disfuncional. Odian al padre tiránico y reniegan de una madre melancólica que se replegó sobre sí misma y no los protegió en la infancia y adolescencia. En realidad, de Eva y Fede, conocemos sus pensamientos y sus sesgadas opiniones sobre los otros. Son los actores directos de la trama. En cuanto al hermano mayor, Gabi, asistimos a su entierro al comienzo del relato y por tanto lo conocemos sólo bajo la visión focal de sus hermanos. Es un protagonista de rasgos imprecisos, que de alguna forma completan el resto de personajes, pero igualmente decisivo de forma indirecta en el desarrollo de la acción.

    Lo trascendente en la novela son ideas tales como: Los efectos perniciosos del colonialismo y del nazismo. La falsificación u ocultación interesada de la historia. El refugio español de criminales de guerra. La corrupción política. El victimismo semita reconvertido en sionismo opresor. Temas que perduran en nuestra memoria, pero también percibimos en la conflictividad actual.

    En cuanto a los protagonistas destacan algunos otros aspectos: Las reflexiones sobre la banalidad del mal como justificación del holocausto. El sentimiento de culpa que lastra a todo un pueblo. Y si la culpa es hereditaria y extensible a los descendientes.

    El estilo de la novela se enriquece por multitud de detalles. Las alusiones musicales y su conexión con la emotividad y el estado de ánimo de los personajes. Reflexiones sobre el estoicismo filosófico, explotado por la retórica y el cristianismo, pero difícil de poner en práctica. El paralelismo literario entre la huida de los colonos alemanes, atravesando Camerún, con el Anábasis de Jenofonte. La asociación entre la resignada pasividad de los protagonistas y el cuadro “El triunfo de la muerte” en el palacio Abatellis de Palermo.

    No diré más sobre este libro. Me parece excelente y merecedor del premio literario. Muy recomendable.

 

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