lunes, 23 de septiembre de 2024

LUGARES COMUNES. Christina Rossetti

La escritora Christina Rossetti (1830-1894) está considerada por la crítica actual como una de las más grandes entre los poetas británicos del siglo XIX. Sin embargo, su aceptación fue irregular en el tiempo, y me parece una gran desconocida de los lectores españoles. Era hermana del pintor y poeta Dante Gabriel Rossetti uno de los fundadores de la Hermandad  Prerrafaelita, un movimiento que en lo pictórico tiene rasgos bien definidos y no tanto en su versión literaria.

A nuestra poetisa se la considera ligada a ese estilo que, más allá de la libertad formal y la intención emocional, tiene pocos atributos específicos que lo diferencien de la poesía romántica en general. Su producción poética no fue muy abundante y, según los críticos, está marcada por el espiritualismo religioso y una fantasía que parece destinada a un público infantil. Y todo lo dicho, resultado de una sucinta información sobre la autora y su obra, me parece en abierta contradicción con el libro que hoy comento.

Lugares comunes (2006) es una novela breve que en su origen fue editada dentro de una colección de cuentos (Commonplace and other stories–1870) y actualmente, por extensión y relevancia, como volumen único, al menos en España. De entrada, el propio título, equivalente a cosas sabidas o conocidas, parece desmentir la sentimental imagen de la portada. No estamos ante una novela romántica, ni en el estilo ni por la trama, sino ante una realista en lo literario y en el relato.

Es la historia de las hermanas Charlmont, pertenecientes a la clase media inglesa, que viven solas y con cierto bienestar económico tras el fallecimiento de sus padres.  Las tres han sobrepasado o están cerca de los treinta años y están angustiadas ante la posibilidad de quedar solteras, y por tanto desprotegidas en la rígida y clasista sociedad inglesa del XIX. No insistiré en los avatares de la narración para no arruinarla, aunque las sinopsis consultadas lo consiguen en parte. Sólo comentaré las opciones de cada una de las hermanas ante el reto matrimonial. Catherine, la mayor, representa el sacrificio en aras de mantener la dignidad de la familia. Lucy, la segunda, sufre un desengaño amoroso. Por fin, Jane, la más joven, ante la frustración de sus hermanas opta por la frivolidad y un matrimonio por interés que asegure su futuro.

Como rasgos comunes con la narrativa realista, hay que destacar la precisión descriptiva que nos introduce en el ambiente social, y la abundancia de diálogos que traducen los pensamientos y el perfil psicológico de los personajes sin el recurso, más moderno, al monólogo interior.

Al margen del argumento previsible (lugares comunes), lo verdaderamente importante en la novela es el fiel retrato de la época  victoriana que incluye los dos tercios finales del siglo XIX  e inicios del XX. Una sociedad rígidamente dividida en clases. Patriarcal, con escasa relevancia de la mujer fuera del ambiente familiar. Dominada por los prejuicios y los valores puritanos del trabajo, el ahorro y el deber.  Con fuerte represión del delito y un estricto reglamento de conducta social. Este último es conocido como moral victoriana que imponía una actitud de recatada dignidad y fuerte represión sexual. Ese código no dejaba de ser una fachada, una doble ética conocida ya desde tiempos de los romanos. Aquello de “vicios privados, públicas virtudes”. Porque frente la humanitaria abolición de la esclavitud, se siguió explotando a los indígenas de las colonias. Bajo la capa de pureza y castidad femenina, la prostitución estaba en auge. El trabajo infantil era la norma y el consumo de opio, terapéutico en apariencia, provocó varias guerras con China.

La mirada de un lector actual pudiera deducir que estamos ante una dura crítica de la sociedad victoriana. En mi opinión no existe tal crítica sino un realista retrato de esa sociedad tal y como era. Quizás se vislumbre un leve inconformismo ante el secundario papel de la mujer y su sometimiento al varón, un papel que en todo caso es aceptado como inevitable.

Se ha dicho que Christina Rossetti tiene en esta novela una fuerte inspiración en Jane Austen (1775-1817). Al margen del tema matrimonial, tratado por ambas, las separa el tiempo, la calidad literaria y en ésta última, la intención ilustrada de fomentar la educación como forma de elevar la condición social femenina.

Para terminar, una novela breve y realista de una poetisa romántica. En pocas páginas nos aclarará toda una época.

 

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