Una vez más la Compañía Lírica Ópera 2001 ha
incluido Jaén en su gira de provincias y para la ocasión nos ha ofrecido esta
obra de W. A. Mozart. Una ópera casualmente apropiada para este mes
de noviembre, de santos y difuntos, por ese final tan conocido en el que se
decide la condena o salvación del protagonista, en un fúnebre y fantasmal
ambiente de cementerio.
Don Giovanni es una ópera en dos
actos compuesta por Mozart con libreto del italiano Lorenzo da Ponte.
Su argumento es una versión del conocido mito literario de Don Juan, inspirada
en El burlador de Sevilla de Tirso de Molina, podemos pues adivinar el desenlace; en esta ocasión el conocido libertino se condena por su
tozuda persistencia en el pecado. Habrá que esperar al Tenorio de Zorrilla
para conseguir la misericordia divina por la vía del arrepentimiento.
Se la considera un drama jocoso y Mozart
la catalogó como opera buffa porque, al margen del dramático final, la
trama es lo más parecido a una comedia de enredo. Don Giovanni (barítono)
es el personaje principal; en el melodrama lo acompañan Donna Anna
(soprano), hija del Commendatore, su prometido Don Ottavio
(tenor), y Donna Elvira (soprano), abandonada por Don Giovanni.
El contrapunto cómico lo ofrecen el criado Leporello (bajo) y los
campesinos Masetto (bajo) y Zerlina (soprano), y en el plano
dramático, el Commendatore (bajo). En este elenco de ocho cantantes, que
diría más numeroso de lo habitual, destaca la abundancia de bajos, una tesitura
vocal menos representada en otras óperas. También me parece novedoso que en
esta ocasión un barítono interprete al personaje principal cuando el
protagonismo masculino suele reservarse para la voz de tenor.
Ante
la nómina de personajes arriba citada, no parece necesario aclarar que el
libreto está escrito en italiano. En cuanto a la ambientación histórica es bien
conocido que la trama se desarrolla en Sevilla durante en el siglo XVII, pero
los personajes de la versión que hemos presenciado no vestían a la moda de ese
siglo sino con casacas y sombreros de tres picos del XVIII; quiero pensar que
se trata de respetar en ésta ocasión la escenografía de la primera
representación de la ópera en Praga, 27 de octubre de 1787, que seguramente
adolecía de ese anacronismo en la ambientación ya que era ese el vestuario propio de la época.
En la
composición de Don Giovanni, Mozart introdujo ciertas novedades y
efectos musicales especiales, esto hizo que en su estreno se considerara
difícil de interpretar. Así en el baile final del primer acto aparecían tres grupos de músicos
tocando distintas danzas que acompañaban el baile de los personajes
principales, y todas sincronizadas. Esta floritura es habitualmente
suprimida en las representaciones actuales.
La obertura
de la opera es espectacular. Se dice que Mozart la terminó
un día antes del estreno en Praga. En nuestra representación la orquesta era bastante
reducida y eso sin duda restó brillantez a la interpretación. La actuación de
los solistas alterna aria con recitativo secco, es decir, solos
acompañados de orquesta y otros con
inflexiones de la voz imitando diálogo y acompañados por un solo instrumento. Habitualmente la calidad de los cantantes suele ser acorde con el protagonismo de los personajes y con la mayor exigencia de los principales. Es natural pues que las
mejores interpretaciones correspondan a los de mayor protagonismo. Fue muy
buena la del barítono (Don Giovannni) y la primera soprano (Donna
Anna), también lucida la del primer bajo (Leporello). El final, la cena
con el convidado de piedra fue melodramático y espectacular y en suma, asistimos a una estupenda
representación.
Para
terminar quiero resaltar dos curiosidades de la obra. En el baile final del
primer acto, Don Giovanni y otros personajes brindan al grito de ¡viva
la libertad¡ algo que debió sonar subversivo en el ambiente político del
despotismo ilustrado y cantado en un estreno dos años antes del comienzo de la
Revolución Francesa. Este y algunos detalles más han sido destacados por la
crítica para atribuir a la opera una cierta intención social. También debe señalase
que en su estreno acababa con un sexteto de los personajes supervivientes a Don
Giovanni, de carácter alegre y con algunas connotaciones morales. Este
final fue censurado en interpretaciones posteriores por ser considerado
subversivo y de dudoso gusto. En nuestra representación, fiel a la original, se
ha conservado.
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