Algunas
obras literarias parecen predestinadas a su versión cinematográfica y en este
caso aún más porque su autor, el chileno Antonio
Skármeta (1940), además de reconocido escritor ha sido guionista
adaptador de muchas de sus novelas. La fama internacional le llegó con ésta,
que inicialmente se tituló Ardiente paciencia, de la que se hicieron dos
películas. La primera con guion del propio escritor, y la segunda italiana con
el título de Il Postino o El cartero de Neruda (1994), cuya fama y difusión motivó
el cambio definitivo del título de la novela por motivos comerciales.
El
cartero de Neruda
(1985) es un relato corto muy visual en lo descriptivo, pródigo en diálogos,
sin grandes recursos de estilo literario y de lenguaje sencillo salvo unos
pocos términos del argot chileno que no dificultan la comprensión del texto.
Está narrado en tercera persona por un narrador que en el epílogo parece
asimilarse al propio escritor, aunque esto último no me parece claro. El
protagonista es Mario Jiménez, un
joven de 17 años, desencantado del oficio familiar de pescador, que acepta un
humilde puesto de cartero en Isla Negra donde tiene como único cliente a Pablo Neruda a quien lleva diariamente
abundante correspondencia. La admiración
hacia la figura del poeta le ayuda a vencer su timidez y con ardiente paciencia
supera la inicial indiferencia de aquél. Entre ambos se establece una amistad
basada en el complementario contraste entre la ingenua ignorancia del joven,
ansioso por aprender, y la complejidad intelectual de Neruda en su escéptica madurez, que se revitaliza cuando explica al
muchacho el poder de la metáfora y el ritmo en la poesía. Armado con esos
poderes, Mario consigue enamorar a su
amada Beatriz, mucho más atractiva y
carnal que aquella otra idealizada por Dante. A partir de ahí se desarrollan
dos historias paralelas. En primer plano la del protagonista, que consigue
casarse con Beatriz a pesar de las
reticencias de su suegra, Rosa González,
un contrapunto pragmático al idealismo de su yerno. Éste sueña con la poesía
mientras se ve obligado a trabajar como cocinero en la posada de Rosa. Los
avatares del relato están salpicados de humor, ironía y una pizca de erotismo
en alguna escena entre los amantes.
En segundo plano está la propia
historia de Neruda en sus años
finales, entre 1969 cuando comienza esta historia y 1973 con la muerte del poeta,
doce días después del golpe de estado que derrocó a Salvador Allende.
Esos años son como un fuego de artificio, desde el fugaz brillo hasta la
oscuridad. Desde su nombramiento de embajador en Paris hasta la apoteosis del
Nobel conseguido en 1971 y después el largo ocaso de la enfermedad, la vuelta a
Isla Negra y la muerte en un hospital de Santiago mientras su casa es saqueada
por bandas paramilitares.
Ambas historias, la de ficción y la
real, se desarrollan en un escenario con el telón de fondo social de aquellos años;
la fracasada vía chilena al socialismo torpedeada por sus utópicas
contradicciones y por los poderes del imperialismo capitalista. En el marco de
un relato saturado de humor, pero también de una gran emotividad que nunca
llega al límite de la sensiblería, el lector vislumbra el ingenuo optimismo del
pueblo, la inflación, el desabastecimiento, la huelga de camioneros financiada
con dólares, y por fin la casa de Neruda en Isla Negra, rodeada de soldados, y
una ambulancia que espera al moribundo poeta.
La conjunción de estas dos historias
da como resultado una tierna comedia que se torna en trágico final implícito en
el último capítulo. Adquiere entonces especial dramatismo un personaje
secundario hasta ese momento, el diputado Labbé,
un amable candidato de la derecha, democrático encajador de la derrota
electoral, que en los primeros días del golpe señala desde un coche lo que
intuimos como el comienzo de la represión que se avecina. En el epílogo, el
narrador, años después de los hechos relatados, pide información sobre el
protagonista Mario Jiménez. La
ausencia de noticias es una metáfora de como la historia escrita por los
vencedores borra la memoria de los vencidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario