jueves, 15 de septiembre de 2011

LA AVENTURA EQUINOCCIAL DE LOPE DE AGUIRRE. Ramón J. Sender


La figura del conquistador vasco Lope de Aguirre parece haber ejercido una fuerte atracción en la literatura y el cine. Además de la presente novela, hay otras cuatro más, escritas por autores muy conocidos, entre otros el venezolano Arturo Uslar-Pietri. Hay además dos buenas películas sobre su aventura amazónica, “Aguirre, la cólera de Dios” de Werner Herzog, y “El Dorado” de Carlos Saura.
Lope de Aguirre (1510-1561), de origen vasco, hijo de hidalgos pobres, pasó al Perú atraído por las riquezas  del recién descubierto imperio inca. Participó en las luchas civiles entre Pizarro y Almagro y despues se enroló en la expedición de Pedro Ursúa que, a través del río Amazonas, partió a la búsqueda de “El Dorado”. Finalmente se rebeló contra la corona española declarándose independiente  y fue derrotado en Venezuela. Lo que hace interesante la figura de este conquistador y aventurero es la multiplicidad de matices  de su personalidad, orgullo herido, resentimiento, rebeldía,  ambición de riqueza pero más aún de poder, traición pero teñida de ansias de libertad e independencia, anticlericalismo en un católico confeso, asesino cruel pero padre amante.  Muchos de esos aspectos se insinúan en la carta que dirigió a Felipe II.
Sus contemporáneos lo llamaron “el loco” y él a si mismo se llamó traidor y se apodó “el peregrino” y “príncipe de la libertad”. Esta compleja y contradictoria personalidad se manifestó en la aventura  de “el Dorado”. La búsqueda del mítico país del oro que fue el sueño y el  ambicioso motor de los conquistadores españoles en América. En su caso, el sueño se disolvió en las aguas del río Amazonas y en el inacabable infierno verde de la selva tropical, en un dramático viaje que recuerda mucho al de Kurtz, el personaje de la novela “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad.  Es la inmensa selva la que conduce a la locura de este personaje literario y parece que tuvo el mismo efecto sobre el conquistador vasco. 
La novela de  Ramón J. Sender nos aproxima de forma bastante creíble a los hechos históricos y a la figura del personaje. Para ello se ha basado en su biografía y en la carta remitida a Felipe II que, en mi opinión, es como un fiel autorretrato de Aguirre. Siguiendo esta misma senda está  la película de Carlos Saura que, aunque fiel a los datos históricos, deja algo difuminada y sin personalidad la figura del protagonista. En cambio la del alemán W. Herzog, con la soberbia interpretación de Klaus Kinski, se aparta bastante de lo verosímil histórico pero acrecienta al personaje e incide en la visión de Conrad, en la selva que enloquece al hombre, en el viaje hacia la muerte. Un efecto letal que puede resumirse en la frase final de Kutz en “Apocalypse Now” (inspirada en la novela de aquel), puesta en boca de  Marlon Brando  “… ¡¡ el horror ¡¡ ”.

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